Viento y agua son las dos palabras ancestrales que conforman el aliento vital de la doctrina milenaria llamada Feng Shui, una disciplina que podría entenderse como el arte de conservar y encauzar el Chi (o energía positiva). Según expresa el maestro Guo Pu (años 276-324 d.c) en su libro el "Zangshu", en un intento por mejorar las condiciones ambientales que promueven la vida, la salud y la armonía personal, el Chi viaja y se dispersa con el viento y se retiene en presencia del Agua. De esta manera, la existencia del Chi se modifica por la forma y la disposición del espacio, los puntos cardinales y los cambios temporales.
Al principio, las técnicas del Feng Shui solo podían ser dedicadas por algunos nobles (téngase en cuenta que, antiguamente en la China imperial, esta práctica era un asunto del estado y de las construcciones imperiales). Pese a ello, algunos maestros antiguos solían enseñarles a sus discípulos las habilidades más elementales. “Desde el momento en que uno decide hacer un estudio de Feng Shui, ya está dando el primer paso para que se genere el cambio, eso ya lo motiva a uno de manera positiva, porque quiere decir que hay algo que se quiere encarar o proyectar de manera diferente”, informa Diego Otero, director del Centro Oficial de Feng Shui Profesional.
¿Cómo puede darse cuenta una persona que el cambio de lugar de los muebles de su casa va a modificar de manera positiva su estado de ánimo?
Habría que decir que no son simplemente los muebles: el Feng Shui se basa en diagramar toda la vivienda con una energía armónica y prospera, así es como debemos hacer el Feng Shui en todas las casas o empresa para que cambie su frecuencia energética.
¿Cómo influye en una persona el hecho de tener, por ejemplo, un dormitorio en donde las cortinas combinan con los cuadros, el cubre cama con la alfombra y el velador con las sábanas? Es decir, ¿es necesario tener una serie de elementos combinados entre sí para generar un bienestar en el interior de la una persona?
El bienestar de una persona va más allá de un combinado de elementos de la casa. El bienestar está ligado a diferentes proyecciones del ser. Por un lado a un equilibrio mental, por otro lado a un equilibrio emocional, físico y energético. Lo que podríamos decir es que aplicando un buen Feng Shui podemos plasmar en la persona un lugar, un ambiente de proyecciones prosperas y armónicas, donde se incentivan áreas relacionadas mediante los puntos cardinales a la salud, los afectos, el trabajo, etc. El Feng Shui es un componente dentro de otros tantos para crear armonía y bienestar en uno, el problema es que hoy en día, las disciplinas y ciencias del mundo se desacreditan unas a otras en vez de complementarse. En mi opinión, cualquier disciplina siempre sirve si es para generar un bien.
Lo más racional es pensar que el hecho de sentirse bien con uno mismo se debe no a la elegancia de los elementos dados sino, por ejemplo, a un ingreso mayor en el hogar o al triunfo del equipo preferido de fútbol…
El sentirse bien con uno siempre va a estar ligado a uno. El hacer Feng Shui, como tantas otras disciplinas y estudios, potencia y alinea una energía que parte desde la persona y se transfiere al hogar. La casa es la representación de la energía de la persona.
Nacida en el seno de la Cultura China, el Feng Shui busca la mejor forma de armonizar los espacios en que se desarrolla la vida humana, partiendo de principios astronómicos y geográficos, expandiendo por todos sus ejes el aliento vital (o Chi), fomentando una mejor calidad de vida, tranquilidad, buena salud y prosperidad. Al mismo tiempo, modifica la predisposición del individuo hacia su entorno, porque más que una doctrina milenaria es también una filosofía de vida que permanece en la historia de la humanidad desde hace más de 3000 años.
En un intento por aclimatarse al paso de los siglos y a la exigencia de las nuevas generaciones, es notable la gran variedad de escuelas que han abierto sus puertas al universo energético del aliento vital. Por un lado está la Escuela del Feng Shui Racional que indaga en la razón detrás de las reglas y las fórmulas, enriqueciéndose con el aporte de otras ciencias modernas, como la bau-biología, el coaching y la psicología ambiental. Por otro lado, se encuentra la Escuela Internacional de la Brújula, es decir, utiliza la aguja magnética para diagnosticar la calidad del Feng Shui de los lugares y el flujo del Chi proveniente de las distintas direcciones. La Escuela de los Sombreros Negros emplea un método por el cual cada casa o habitación es evaluada según la posición de su puerta. Luego, encontramos una Escuela que promueve un Feng Shui Intuitivo. Dicho en otras palabras, la intuición misma del propio individuo determina cuál es la mejor forma para decorar una habitación. Finalmente, la Escuela de las Formas centra su atención en la topografía del terreno, sus formas, tamaño y corrientes de agua y las relaciones entre estas formas físicas y cualquier estructura creada por el hombre. “El Feng Shui si o si debe realizarse mediante la medición del Luo Pan (brújula china), ya que para realizar el estudio es indispensable saber las orientaciones de los puntos cardinales para confeccionar el diagrama de la estructura de la casa”, ratificó Diego Otero.
¿Por qué esta especialidad no es reconocida como ciencia por la comunidad científica?
Porque hoy en día no se terminó de entender que el ser es más que un cuerpo físico: estamos compuestos también por un cuerpo mental, emocional, físico y energético. De esta manera es difícil hacerle entender a occidente que más allá de la materia existe todo un campo mucho más grande que tiene que ver con la energía y que ella no es algo misterioso y místico, sino que es una frecuencia de vibración. Aplicando una correcta frecuencia a la persona indicada podemos proyectar y generar efectos de armonía, bienestar, placer, etc. Para poder cumplir con dicho carácter, se tendría que abrir la mente y sacar el “chip” de las estructuras de lo lógico y tangible.
¿Será necesario modificar/eliminar/ sustituir el término "Ciencia" para que esta disciplina pueda gozar de un carácter más académico?
No, es simplemente una cuestión de visión y apertura. Yo pienso de esta manera: cuando uno ingresa a un lugar y le empieza a doler la cabeza y bosteza, pero no hay nada que le haya golpeado en la cabeza ni nada que le genere sueño. Pregunto ¿qué es? ¿Se puede tocar eso o palpar? No, pero uno sabe que está y que lo está desequilibrando (esto tiene que ver con la diferencia de la sutileza de los campos electromagnéticos de los diferentes organismos). No es cuestión de títulos o términos, es cuestión de enfoques.
¿Qué les diría a aquellas personas que consideran al Feng Shui como una práctica basada en la charlatanería?
Que no lo probaron (risas).
El aliento vital del Feng Shui ancestral by Billy Zero is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 2.5 Argentina License.
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